Europa se ha cimentado, en la actualidad, desde el respeto a los Derechos Humanos. La integración, la aceptación de las diferencias y la superación de las barreras se han convertido en bandera de una Unión Europea que va más allá de fronteras o culturas. Es una unión en la que todos los ciudadanos que vivimos en ella sabemos lo que somos: europeos.
Lo que no siempre tenemos claro es lo que eso representa. Una sociedad inclusiva, cosmopolita y abierta. Que tiende la mano al que lo necesita. Unos valores que se están viendo cuestionados desde muchos ámbitos en los diferentes países con ideas mucho más reaccionarias que aquellas que alumbraron la Unión.
Es por ello que, financiado con el programa Erasmus+ de la Unión Europea, una red transfronteriza de entidades creamos el programa EducArte en Identidad Europea para afianzar esos valores y ese sentimiento de pertenencia que nos hace decir con orgullo en cualquier lugar del mundo “soy europeo”.
Por eso, y siempre desde el arte, se enseña a los alumnos y alumnas de diferentes países lo que supone ser europeo. Lo que cuesta crear y mantener una sociedad integradora y consciente de su diversidad.
Eso es, precisamente, lo que han aprendido los alumnos y alumnas de los centros participantes de Fuenlabrada (España) en el proyecto. Gracias a la labor de la artista Nora Usterman, las clases de 3º de la ESO de los IES Barrio Loranca, IES La Serna y el IES Joaquín Araújo, hicieron un juego de rol muy interesante.
En este juego de rol la clase se dividió en grupos. Cada grupo contaba con una persona invidente, una persona con movilidad reducida, una persona de otro país que no habla el idioma… Bajo esta premisa, podían elegir entre hacer una creación musical, la creación de un instrumento con material descartable o aprender e interpretar una canción.
Huelga decir que el resultado de la experiencia no sólo fue divertido, sino de lo más enriquecedor pues descubrieron que el arte es un lenguaje universal que no entiende de barreras y que la música se puede experimentar de múltiples formas, todas ellas enriquecedoras. No en vano recordaron que ha habido multitud de compositores e intérpretes que migraron a otras cortes o países, o que tenían alguna discapacidad como Beethoven, que era sordo, o Steve Wonder, invidente, sin que eso restase un ápice a su genio creador ni les impidiera alcanzar notoriedad en sus épocas.
Porque esos son los valores que detenta Europa, el de incluir las diferencias en un proyecto común. Eso es EducArte.
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