El apoyo de la Comisión Europea para la elaboración de esta publicación no implica la aceptación de sus contenidos, que es responsabilidad exclusiva de los autores. Por tanto, la Comisión no es responsable del uso que pueda hacerse de la información aquí difundida.

La tolerancia, el respeto y la integración son valores ligados a la genética europeísta. Herederos del “Libertè, Egalitè e Fraternitè” de la Revolución Francesa, Europa ha sido, con sus más y sus menos, una sociedad muy tolerante, abierta e inclusiva.

Eso no quita que haya habido episodios tristes, desgarradores y completamente contrarios a esos valores antes mencionados.

El Holocausto nazi es uno de esos episodios que conviene no olvidar nunca. No para castigar a los responsables, sino para no repetirlos, porque “quien olvida su historia, está condenado a repetirla” como dijo el poeta y filósofo español, Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana. Conviene recordar que su frase está escrita en la entrada del bloque número 4 del campo de Auschwitz.

Este ejercicio de memoria histórica y colectiva es el que se ha llevado a cabo el programa EducArte en Identidad Europea de la mano de la Fundación Yehudi Menuhin España (FYME) y la Fundación Violeta Friedman. El pasado 26 de mayo ambas entidades llevaron a cabo el taller “Violeta Friedman y el respeto al diferente” con los alumnos de Secundaria de EB2/3 del Agrupamento de Escolas Manuel Ferreira Patrício.

Violeta Friedman (1930-2000) fue una superviviente del campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau y fue responsable de la reforma del Código Penal español al denunciar a un exjefe de las SS que negaba el Holocausto en una revista española. Constante en su lucha por la igualdad y la memoria, funda la entidad que lleva su nombre y deja el testigo a su hija.

Es precisamente ésta, Patricia Weisz, quien explicó a las más 100 personas presentes en el taller dado en Évora (Portugal), la importancia de luchar contra cualquier forma de intolerancia que los jóvenes enfrenten en sus vidas utilizando como ejemplo la figura de su madre Violeta Friedman.

Los jóvenes de Évora fueron muy participativos ante un relato no tan lejano en el tiempo, y cuyas cicatrices aún son visibles en muchos lugares de Europa.

La charla cerró el ciclo de talleres EducArte.

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