La naturaleza es adaptabilidad. El río fluye por su cauce y busca caminos si este se obstaculiza. El bosque se regenera tras un incendio. Las especies foráneas se adaptan a un nuevo medio y pueden llegar a colonizarlo.
Algo similar pasa con Europa. Los europeos hemos tenido que adaptarnos a diferentes circunstancias a lo largo de la historia para sobrevivir, desde pandemias hasta guerras mundiales o conflictos en nuestro territorio.
Esa adaptabilidad ha permitido que crezcamos como sociedad y que tengamos mucho mayor afán integrador que otras sociedades, no en vano los Derechos del Hombre (precursores de la Declaración Universal de Derechos Humanos), nacieron en Europa y se exportaron al resto del orbe.
Ahora, ¿la adaptación se aprende o es natural?. Esto es lo que han trabajado nuestros compañeros de la MUS-E Fondazione ETSde Italia con el I.C. Cena de Turín dentro del programa EducArte en Identidad Europea cofinanciado por el programa Erasmus+ de la Unión Europea. Una iniciativa que busca promover la educación artística como medio para fomentar la cohesión social y la identidad europea.
A través de una sesión de los alumnos y alumnas de este centro turinés han tenido que bailar, sin música y en la ribera del río del Aree Protette Po Piemontese sobre piedras de diferentes tamaños que dificultaban sus movimientos y les obligaba a adaptarse al entorno y modificar sus movimientos para mantener el equilibrio.
Una muestra más de cómo el arte sirve para extraer lecciones útiles para la vida en sociedad.
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