El apoyo de la Comisión Europea para la elaboración de esta publicación no implica la aceptación de sus contenidos, que es responsabilidad exclusiva de los autores. Por tanto, la Comisión no es responsable del uso que pueda hacerse de la información aquí difundida.

El grupo de docentes del IES Barrio Loranca han asistido a la formación que la Fundación Yehudi Menuhin España (FYME) les ha facilitado dentro del proyecto Educ-Arte en Identidad Europea, en el que se han capacitado sobre el tema de la identidad colectiva y derechos humanos en un mundo globalizado, adquiriendo herramientas pedagógicas para trasladar en el aula mediante un laboratorio de expresión corporal y danza.

El profesorado ha debatido sobre el tema de la imposición y transmisión de los rasgos culturales de un grupo y han reflexionado con arreglo al contexto social actual, en donde los sujetos están adscritos a diversos grupos y la construcción del sentido de pertenencia se dificulta, ya que los sujetos a través de sus múltiples interacciones cotidianas van seleccionando los repertorios culturales que responden a sus intereses y aspiraciones personales, así como a las exigencias sociales; de tal manera que la identidad colectiva se convierte en una construcción subjetiva y cambiante.

Las personas, en razón de las necesidades e intereses propios de su edad, empiezan a integrarse a una variedad de grupos, en los que la socialización implica el aprendizaje de formas culturales y sociales heterogéneas, pudiendo cambiar de un grupo a otro sin tanta dificultad, por ejemplo, de un partido político a otro, de un club deportivo a otro o de una escuela a otra, porque se trata de elegir aquello que les conviene; pero no ocurre lo mismo cuando hablamos de cambiar actitudes o comportamientos que se aprendieron en el seno familiar.

Por último, se trató la identidad colectiva como identidad cultural, partiendo de la premisa fundamental de que no hay sociedad sin cultura, ya que la formación de una sociedad conlleva la formación de su cultura y ésta surge en el proceso mismo de constitución del grupo conformado con las experiencias grupales. Esto implica que la identidad no surge en forma espontánea, por el contrario, se trata de una construcción que los miembros de la comunidad realizan, a partir de la cultura que poseen, en un contexto social determinado.

La globalización ha generado, por un lado, nuevas identidades como resultado de la apertura de fronteras y por otro, la reivindicación de lo propio, por parte de ciertos grupos que se resisten a abandonar su cultura.

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