El apoyo de la Comisión Europea para la elaboración de esta publicación no implica la aceptación de sus contenidos, que es responsabilidad exclusiva de los autores. Por tanto, la Comisión no es responsable del uso que pueda hacerse de la información aquí difundida.

Los docentes de los Institutos de Educación Secundaria La Serna, Joaquín Araujo y Barrio Loranca de Fuenlabrada han compartido un espacio de formación en el que han puesto de relieve la importancia de mostrar a los demás “el monstruo que llevamos dentro”.

En los laboratorios de formación del proyecto EducArte en Identidad Europea han adquirido herramientas para aceptar nuestros “miedos” y dar a la palabra “monstruo” un sentido positivo, porque no hay que temer a nuestros monstruos, sino que tenemos que adiestrarlos y sacar lo mejor de nuestra identidad para fortalecer la autoestima y la capacidad de superación, mostrando también a los demás las destrezas y habilidades que nos caracterizan.

En una primera parte del taller se trabajó sobre la idea de que “Todas las personas tenemos pequeños secretos”, en algunos casos, se trata de cosas de las que nos avergonzamos y que pensamos que los demás rechazarían o que consideramos defectos y en otros, pueden ser traumas del pasado o cosas que hicimos o que nos hicieron y que pensamos que provocarían rechazo en los demás.

A este tipo de cosas que escondemos es a lo que llamamos “nuestros monstruos”. Si les escondemos de los demás es porque, en realidad, nosotros tampoco queremos aceptarlos, verlos o convivir con ellos. Los monstruos, los traumas, los arrepentimientos, los complejos, las vergüenzas…son categorías negativas a las que duele mirar, porque nos hacen sufrir.

Por ello, en una segunda parte, se plantearon a través del Arte recursos y herramientas para poder manejar las diferentes situaciones que a diario se presentan en el aula entre el alumnado y que es necesario saber tratar con otra mirada, porque es absolutamente normal convivir con nuestros monstruos y no hay que huir de ellos, sino domarlos. Ni el más aparentemente puro de los individuos con los que nos cruzamos en el día a día está libre de tener algún tipo de lucha interior, ya que el ser humano construye su identidad sobre sus conflictos y contradicciones y es necesario dejar de ignorarlos eternamente, aceptarlos y transformarlos en otro tipo de habilidades y destrezas.

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